1. Argumentación
y texto argumentativo
Argumentar
significa defender una idea o una opinión aportando un conjunto de
razones que justifiquen nuestra postura; es convencer a un receptor
para que piense o actúe de una determinada forma. La argumentación
tiene dos finalidades básicas: confirmar o refutar una teoría. En
el primer caso, aduce pruebas y razones que tratan de fortalecer el
valor de una teoría, el acierto de una aplicación técnica, etc. La
refutación se emplea para demostrar la falsedad de una idea o lo
inadecuado de un razonamiento. La argumentación aparece aisladamente
en artículos
periodísticos
o integrada en un volumen de contenido complejo. Es frecuente su uso
como complemento
de cualquier tipo de exposición,
especialmente cuando es necesario presentar una nueva teoría y
refutar la contraria. Su presencia es indispensable
en el ensayo,
donde el autor debe defender y presentar sugestivamente sus
personales concepciones literarias, sociales, políticas, etc.
Es
un texto argumentativo aquel que manifiesta una actividad persuasiva
explícita. La actividad persuasiva consiste en la presentación de
argumentos que hacen creíble o aceptable una determinada conclusión.
En la argumentación deben aparecer uno o varios elementos que
desempeñan el papel de premisas y otro que funciona como conclusión.
Entre las premisas y la consecuencia debe haber una inferencia, una
relación lógica de implicación marcada por conectores. Pueden
utilizarse conectores consecutivos, pero también condicionales en
los que la aceptación de la conclusión depende de la de las
premisas. Puede haber dos esquemas
(datos-premisas-inferencia-conclusión, es el orden progresivo, o
bien conclusión-inferencia-datos-premisas). El primero es conclusivo
(Pienso,
luego existo)
y el segundo justificativo (Existo,
puesto que pienso).
El texto argumentativo combina habitualmente partes expositivas y
otras argumentativas. Es frecuente que comience con la presentación
de unos hechos (exposición) y continúe con las razones que
justifican una determinada postura frente a esos hechos
(argumentación).
Frente
a los expositivos en los que el emisor permanece generalmente oculto
tras fórmulas impersonales, muchos textos argumentativos pueden
mostrar la presencia del emisor y del destinatario. El primero se
manifiesta por el uso en primera persona de verbos y pronombre y el
segundo en las fórmulas que el emisor incluye para dirigirse
directamente a él y a veces para pedirle su adhesión a la tesis que
defiende. Incluso el texto argumentativo puede tener otros tipos de
secuencias (narrativas, descriptivas...) que componen junto a alguna
otra argumentativa el texto global. La secuencias argumentativas
están presentes en algunos textos jurídicos (las sentencias) en las
que se recogen argumentos que desembocan en una conclusión que sirve
al juez para tomar la decisión final.
- Elementos de la argumentación.
El
objeto,
la tesis,
el cuerpo
argumentativo
y la conclusión
son los elementos que constituyen generalmente una argumentación.
A)
El objeto
de la argumentación es el tema sobre el que se argumenta. Pueden
serlo la situación política actual, el tráfico de las ciudades, el
examen de selectividad o el incremento de la violencia urbana.
B)
La
tesis
es la postura que el argumentador tiene respecto al tema objeto de
argumentación; puede aparecer al principio o al final del enunciado.
Si va expuesta al comienzo, el razonamiento se dirige a confirmarla o
a refutarla. Todo el entramado lógico depende de la idea enunciada y
la argumentación sigue el método
deductivo,
de lo general a lo particular. Si la tesis aparece al final, ésta es
el resultado de un proceso reflexivo que precede. El método seguido
en este caso es el inductivo,
que procede de lo particular a lo general, es decir, la idea
defendida ha ido tomando forma gracias a las ideas parciales que
progresivamente se han ido formulando. Tomando como objeto el examen
de selectividad una de la tesis podría ser "El
examen de selectividad es necesario".
C)
El cuerpo
de la argumentación
está formado por el proceso lógico que confirma o refuta la idea
inicial (argumentación deductiva) o que la elabora (argumentación
inductiva); es decir, el cuerpo de la argumentación es el
razonamiento en sí. La argumentación exige la presencia de la
exposición, que se convierte de esta manera en el material básico
de la argumentación. Los argumentos
son las razones en las que se basa una postura ante el tema objeto de
argumentación y deben estar relacionados con el objeto de la
argumentación y con la tesis que defiende. Es aquí, en el cuerpo
argumentativo, donde deben integrarse las citas, los argumentos de
autoridad, los ejemplos, experiencias etc.; todas esas técnicas,
heredadas de la antigua retórica, sirven para fortalecer tanto la
opinión defendida, como para refutar la contraria. Entre los
argumentos considerados como válidos destacan:
- Argumentos racionales. Son aquellos que se basan en ideas y verdades admitidas y aceptadas por el conjunto de la sociedad. Un argumento de este tipo para la tesis No hay que contaminar el mar sería: El mar es una fuente de vida.
- Argumentos de hecho. Son los que se basan en pruebas observables. Ante la tesis Este año ha llovido muy poco se puede usar un argumento como Los pantanos están a un tercio de su capacidad.
- Argumentos de ejemplificación. Son aquellos que se basan en ejemplos concretos. Ante una tesis del tipo La mayoría de los países desarrollados aprovechan sus residuos se puede argumentar Alemania recicla su papel usado desde hace muchos años o Japón fabrica objetos de plástico a partir del plástico ya usado.
- Argumentos de autoridad. La argumentación se apoya normalmente en testimonios fidedignos y citas que manifiestan la opinión sobre el tema de hombres famosos, de expertos conocidos. La cita se denomina "argumento de autoridad" y su objetivo es reforzar la idea sostenida, o bien adelantarse a posibles argumentos contrarios. A veces el argumento de autoridad es directo, porque fue tratado por la persona a la que se alude; otras, es indirecto, porque sólo la similitud o analogía aconsejan su utilización, ya que puede fortalecer el razonamiento que se sigue, aunque no se refiera directamente al problema debatido. Si la tesis es En todas las épocas el dinero ha tenido gran poder, el apoyo argumental puede ser Ya dijo Quevedo: poderoso caballero es don dinero.
- Argumento de analogía. Razonamiento basado en la semejanza, o analogía. Del hecho de que dos o más cosas comparten algunas características conocidas se infiere que probablemente comparten también una nueva característica conocida en alguno de ellos. Por el hecho de que los demás realizan conductas externas que yo también realizo infiero en los demás la existencia de estados mentales análogos a los míos. Ana es italiana y extravertida. Sofía es igualmente italiana y extravertida. Ana es además católica. Sofía probablemente también lo será.
- Argumentos apoyados en proverbios y refranes. También puede buscarse en apoyo de la idea expuesta la ayuda de máximas, proverbios y refranes conservados por la tradición y que poseen, además de una incalculable fuerza expresiva, un valor de verdad comúnmente aceptado y admitido sin reservas.
- Argumento de experiencia. Se aporta la propia experiencia personal emisor como razón para fortalecer la tesis. Ante una afirmación del tipo La redacción del tema de un texto es difícil se puede proponer como argumento He corregido cientos de ejercicios y muy pocos estaban bien redactados.
- Argumentos de causa/consecuencia. Se demuestra que un hecho es el origen de otros o el efecto que puede tener desde el punto de vista pragmático. Ante una tesis del tipo es necesario aprender inglés puede usarse como argumento Desde pequeños debemos acostumbrarnos a ver películas en V. O..
D)
La
conclusión.
En las argumentaciones con estructura deductiva o analizante, tras el
razonamiento, aparece un apartado destinado a recoger brevemente las
conclusiones del mismo. En las argumentaciones inductivas o de
estructura sintetizante, el apartado de la conclusión es innecesario
porque su lugar lo ocupa la tesis, que, naturalmente, es la
conclusión fundamental de todo el proceso lógico.
Para
que una argumentación sea correcta, los razonamientos deben estar
sujetos a las leyes de la lógica. Cuando en un texto argumentativo
la lógica no se utiliza o se utiliza incorrectamente, entonces nos
encontramos ante una mala argumentación. En general, podemos hablar
de dos grandes tipos de argumentos no sujetos a las leyes de la
lógica: los argumentos
incorrectos
y los falsos
argumentos
(falacias
o sofismas)
que violan alguna de las reglas y detectarlas supone prestar atención
especial al contexto o a la intención de los hablantes.
Los
argumentos
incorrectos se
derivan de la mala utilización de la lógica argumental, y son
especialmente frecuentes en las personas inexpertas. Entre ellos
destacan los siguientes:
- Elevar lo particular a la categoria de general. Este error se basa en hacer generalizaciones a partir de uno o varios datos que resultan insuficientes. Por ejemplo: Tengo un vecino alemán que ha aprendido español en dos meses, luego a todos los alemanes les resulta muy fácil aprender español.
- Incurrir en círculos viciosos. Es un error que consiste en utilizar dos hechos indistintamente como causa y consecuencia. Quien cae en este error no hace más que dar vueltas a las ideas sin aclarar nada. Por ejemplo: Mi hermana no viene a verme porque no me quiere, luego mi hermana no me quiere porque no viene a verme.
- Establecer falsas relaciones de causa-efecto. Por ejemplo: He pasado por debajo de una escalera y después me he caído, luego pasar por debajo de una escalera da mala suerte.
Los
falsos
argumentos (sofismas,
falacias)
son, en realidad, modos de persuasión ajenos a la lógica
argumental. Los más utilizados son los siguientes:
- Apelar a los sentimientos del destinatario. Este procedimiento persuasivo va desde el halago hasta la compasión pasando por la amenaza. Por ejemplo: Como ustedes son personas inteligentes y muy preparadas científicamente, sabrán comprender la importancia que tiene la teoría que defiendo.
- El argumento ad verecundiam trata de defender una opinión apelando únicamente a una autoridad prestigiosa que lo defiende o ha defendido. Este tipo de argumentación trata de captar la adhesión incondicional del destinatario o del auditorio no por la tesis en sí, sino por la persona que la defiende. Se utilizan, por ejemplo, cuando el argumentador emplea falsos argumentos como éste: Ustedes saben que yo nunca defendería nada que no fuera cierto.
- El argumento ad ignorantiam es la pretensión de que un enunciado es verdadero (o falso) porque nadie ha podido probar su falsedad (o verdad). Es aceptable en el caso de los jueces, que no pueden condenar sin pruebas, pero en otras no es válido si se pretende que el destinatario sea el que aporte las pruebas, lo que corresponde a quien usa el argumento. En las conclusiones deben usarse los términos probablemente, quizá, para que el argumento pueda ser considerado bueno: en Nadie ha demostrado.... por tanto probablemente no existe la falacia.
- El argumento ad hominem pretende refutar la opinión ajena atacando a la persona que la mantiene. No se entra en el tema de discusión, sino que se descalifica al interlocutor por razones diversas. El que un diario sea sensacionalista no invalida necesariamente la información de que se ha cometido un asesinato en las cercanías. El caso paciente que replica al médico que no es válida la prohibición de fumar porque el propio médico fuma (tu quoque) a pesar de no ser del todo falaz no entre en el tema sino sólo en la incongruencia entre lo que hace y dice el médico.
- Los argumentos ad baculum presentan amenazas como razones para que los destinatarios acepten lo que se les aconseja o prescribe. Si se le quita libertad al oyente para actuar, entonces el argumento es falaz (identificar a un partido político actual con los horrores que hace años pudo haber cometido otro de las mismas siglas y pedir que no se le vote). Sin embargo, pueden usarse estos argumentos en el control del tráfico en el que las autoridades recuerdan a los ciudadanos las multas que tendran que pagar por las infracciones.
- Tanto los argumentos ad populum como ex populo recurren a la opinión pública para que el oyente otorgue el asentimiento a lo que se le propone. En el primer caso se trata de provocar emociones de adhesión a lo propio y repulsa a lo ajeno; en el segundo se alude a lo que presumiblemente está en la mente de todos (Todo el mundo lo admite... luego es verdadero). Aunque no tienen mucho valor deductivo, sí hay en ellos fuerza persuasiva porque es a la minoría a quien corresponde demostrar su punto de vista.
2.2.
Estructura del texto argumentativo.
Por
estructura se entiende tanto la presentación resumida de las ideas
esenciales del texto como las relaciones que entre ellas se
establecen. La estructura es como el esqueleto o armazón sobre el
que se asienta todo el conjunto que es el texto. Se trata de
establecer el orden seguido por el autor en la elaboración
ideológica del texto.
Para
determinar la estructura es necesario seleccionar
las ideas esenciales del texto, es decir, omitir lo complementario,
anecdótico o reiterativo. También es preciso mostrar
las relaciones
existentes entre las ideas esenciales ya seleccionadas. Hay que
señalar cómo aparecen dispuestas las ideas en los diversos
apartados y advertir la clase de relación que existe entre ellos
(punto de partida, razones que avalan la primitiva opinión del
autor, negación de los argumentos esgrimidos por otros autores...).
Se debe presentar la estructura de forma clara, delimitando los
distintos apartados que se establecen en el texto.
Los
esquemas estructurales que habitualmente se consideran en los textos
de carácter expositivo-argumentativo son éstos:
a)
Esquema
analizante,
en el que se expone, al principio, una idea que tratamos de demostrar
o corroborar con datos. Gráficamente el esquema analizante es
representado de esta forma:
=================
------------------------------
------------------------------
------------------------------
Las
líneas representan las partes del texto: la más marcada corresponde
a la idea central, que encabeza el texto, y las restantes son partes
sucesivas en las que se aportan datos, ejemplificaciones o refuerzos
de la idea inicial. El esquema está basado en el método
hipotético deductivo.
Afirma que las hipótesis científicas no se derivan de la
observación, sino que son producto de la creatividad humana, y
mediante ellas intenta hallar la solución a un problema. Las
hipótesis se admiten o rechazan según sea el resultado de la
contrastación de las mismas: una hipótesis se justifica y acepta si
queda confirmada por la experiencia (contexto de justificación) y se
rechaza si es refutada.
b)
Esquema
sintetizante,
en el que el contenido está dispuesto de modo que la idea final
concluye o se deduce de las anteriores, según esta representación:
------------------------------
------------------------------
------------------------------
================
Se
trata de una esquematización que ejemplifica los textos orientados a
una conclusión, aquellos en que todo el texto se vuelca en sus
líneas finales. Está basado en el método
inductivo
lo que supone creer que del conocimiento de los hechos, directamente
observados, podemos pasar al conocimiento de hipótesis, leyes o
teorías. Este tipo de argumentación suscita interés en la ciencia
y en la vida práctica y a diferencia del razonamiento deductivo
(deducción), aumenta el conocimiento. Los razonamientos inductivos
son característicos de la ciencia empírica.
Es
posiblemente la estructura más frecuente en el texto argumentativo y
suele constar de cuatro
partes claramente diferenciadas:
1)
La presentación
es una especie de introducción que da comienzo al discurso y tiene
como finalidad presentar ante el receptor el tema sobre el que se va
a argumentar. Además el argumentador intenta generalmente captar la
atención del destinatario y despertar en él una actitud favorable.
2)
La exposición
de los hechos tiene como objeto enumerar y explicar los hechos que se
consideran fundamentales y presentar la tesis de forma clara y
concisa.
3)
La argumentación
suele ocupar la parte central del texto y contiene los argumentos que
apoyan la tesis o postura del argumentador.
4)
La conclusión
es la parte final del texto argumentativo. Debe contener un resumen
de lo expuesto y recoger tanto la tesis del argumentador como los
argumentos principales. La conclusión es la última oportunidad que
tiene el emisor para convencer al destinatario de sus ideas u
opiniones.
c)
Esquema
encuadrado,
en el que la proposición del principio da pie a una explicación que
tiene también su conclusión. El esquema podría representarse así:
================
------------------------------
------------------------------
================
La
representación da idea de que la estructura encuadrada parece ser la
fusión del esquema analizante y sintetizante, de los que
difícilmente puede ser diferenciada. El interés de este esquema
estriba en que el emisor, habitualmente seguro de la validez de la
tesis que formula, pretende evitar la dispersión de lector y trata
de conducirlo a través de una argumentación potente a una
conclusión que ya le es parcialmente conocida. Cabría pensar que el
esquema ejemplar es el llamado encuadrado, del que serían variantes
el analizante (se omite la conclusión, probablemente por coincidir
con la idea inicial) y el sintetizante (en el que se oculta el tema o
idea central para presentarlo al final, por un proceso similar al
anterior). El esquema encuadrado es, desde el punto de vista
informativo, más seguro en cuanto que subraya en sus dos posiciones
más relevantes (inicial y final) la idea central.
En
el interior del texto (cuerpo argumentativo) pueden encontrarse ideas
que no tienen por qué estar subordinadas unas a otras por su
contenido y que tienen igual importancia; a este modo de
encadenamiento algunos autores lo llaman "estructuración
paralela".
Otros modos de estructuración son
el pendular,
el desarrollo del texto se sustenta en retrocesos que engarzan con
aspectos que han aparecido al principio y sirven como punto de
referencia, y el elipsoide,
en el que el avance del texto se realiza en torno a una idea en
constantes giros y matizaciones.
No
conviene obsesionarse con la búsqueda de una estructura
predeterminada; en realidad, las posibilidades de organización de un
texto son muy diversas y en ocasiones se encuentran textos en los que
no se puede señalar una estructura bien definida.
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