jueves, 18 de abril de 2013

La generación del 27


  1. LA GENERACIÓN DEL 27
Podemos considerarlo como un grupo compacto de poetas, si bien con variedades muy notorias dentro de ellos, conformado por Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre, Federico García Lorca, Luis Cernuda y Rafael Alberti. La mayoría de los críticos incluyen también a los malagueños Emilio Prados y Manuel Altolaguirre, dejando fuera a otros muchos (Hinojosa, Garfias, Chabás…) que por distintas razones han quedado relegados a un segundo término.
Este grupo, además, ha sido calificado como generación literaria con distintas denominaciones (de la dictadura, vanguardista, del 25) de entre las cuales ha prevalecido la de generación del 27 y para ello se han tenido en cuenta las siguientes circunstancias:
  • Todos nacen en un periodo menor a quince años: desde 1891 (Salinas) a 1905 (Altolaguirre)
  • Tienen una formación intelectual semejante: la mayoría son universitarios, algunos llegan incluso a ser profesores (Salinas, Guillén, Alonso…). Casi todos pasaron por la Residencia de Estudiantes
  • El acontecimiento generacional que los une (aunque muchos ya estaban unidos) fue la celebración del tricentenario de la muerte de Góngora, con unos actos de reivindicación del poeta cordobés (cuya obra “difícil” aún no había sido redescubierta). Celebran un homenaje en el ateneo sevillano, invitados por Ignacio Sánchez Mejias. Colaboran en las mismas revistas (Revista de Occidente, Litoral). De 1920 a 1936 sus vidas están muy unidas.
  • No hubo referencia (algunos hablan de Juan Ramón)
  • No se alzan contra nada, son respetuosos con la tradición literaria española.
  • No existe un estilo único aunque todos coinciden en la necesidad de renovar el lenguaje poético y en la perfección formal y conceptual.

      • Afinidades estéticas
En los autores del 27 es muy significativa la tendencia al equilibrio, la síntesis entre polos opuestos, incluso dentro de un mismo autor:
  1. Entre lo intelectual y lo sentimental. La emoción tiende a ser refrenada por el intelecto. Prefieren inteligencia y sentimiento a intelectualismo y sensiblería. Se observa muy bien en Salinas.
  2. Entre una concepción romántica (arrebato, inspiración) y una concepción clásica (esfuerzo riguroso, disciplina).
  3. Entre la pureza estética y la autenticidad humana, entre la poesía pura (arte por el arte; deseo de belleza) y otra más preocupada por los problemas del hombre (más frecuente después de la guerra)
  4. Entre el arte para minorías y mayorías. Alternan hermetismo y claridad, lo culto y lo popular
  5. Entre lo universal y lo español
  6. Entre tradición y renovación. Se sienten próximos a las vanguardias (surrealismo), a la generación anterior (Juan Ramón, Unamuno, Machado), admiran a Bécquer y sienten auténtico fervor por los clásicos.


      • Etapas en la evolución
La clasificación más aceptada es la de Lázaro Carreter:
  1. Hasta 1927
    • Influjo de Bécquer y del Modernismo.
    • Pronto aparecen las primeras vanguardias.
    • Por influjo de Juan Ramón se orientan hacia la poesía pura. Se depura del poema todo lo anecdótico, toda emoción que no sea puramente artística. Se emplea abundantemente la metáfora. Esta poesía es hermética y más fría.
    • También se desarrolla una vertiente popular (Alberti)
    • Etapa gongorina, perfección formal, clasicismo.

  1. De 1927 a la Guerra Civil
    • Se nota un cierto cansancio de formalismo, se inicia un proceso de rehumanización (temas como el amor, el deseo de plenitud, las frustaciones…)
    • Se dan las primeras obras surrealistas (radicalmente opuesto a la poesía pura). Nace la revista Caballo verde para la poesía, de Pablo Neruda (1935), donde aparece un manifiesto por la poesía sin pureza.
    • Algunos poetas, debido a sus inquietudes sociales, se interesan por la política.

  1. Después de la guerra
Lorca muere es asesinado en 1936. El grupo se dispersa.
  1. En el exilio Guillén escribe Clamor, obra en la que se aleja de la poesía pura. Aparece el tema de la patria perdida.
  2. En España quedan sólo Gerardo Diego, Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre, que hacen poesía angustiada, existencial (Hijos de la ira, 1944)

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